sábado, enero 27, 2018

Agujeros

 Y fumo,
mi vida entera en una calada de humo
es un éter, vapor de mis adentros
aspereza de mi garganta
como un lamento, como un susurro
un hálito que se eleva al aire
se exhala y se esparce al mundo

 Y fumo
un pequeño incendio que a nadie alarma
enredando todos los días el mismo nudo
las personas viven y mueren a menudo
y yo fumo a la salud de sus almas

 Y fumo
mi vida contenida en una calada
una brasa insignificante en el fuego
un gesto que un monstruo reclama
un castigo placentero para el cuerpo

 Y fumo
respiración agujereada y pulmones negros
volutas que recorren sutiles el cielo
se comparan tristes con las nubes
se esparcen como grises en un lienzo
y no podrías decir de quien fue cada aliento
ni tampoco a quien reclama

 Y fumo
mi vida entera en una calada de humo
la fábrica necesita de su chimenea
y yo respirar mis pequeños incendios
expirar frágiles neblinas que trepan
como ideas corrompidas,
y al rato de ellas queda nada

lunes, junio 09, 2014

Sin título

 Fabricaste con esfuerzo, tu ánimo fortalecido
y con la fuerza de los motivos honestos, la fiereza
la certeza desesperada de las empresas improbables:

 "Hay desafíos más importantes que todas las derrotas

la compensación bruta del necio sin bandera
cuya gesta a nadie importa, pero la luna llora,
la mar se agita, el viento truena,
cuando su cuerpo frío la tierra abriga"

 Dicen los pájaros, cuyos vuelos su alma eleva:

la verdad una prostituta, la justicia una ramera.
 Él, un ajado cadáver, continente desahuciado
terco perdedor de velados sueños, añoranzas,
fiel derrotado, su hazaña no es vencer
es perder de manera tan honrada.

 No son para ti las alabanzas, no sabes de medallas

ni siquiera en las palabras hay ya recompensa
ya sabes tiempo ha que las palabras a ti ajenas
son los paisajes que tus ojos no recuerdan.

 A la vera del camino, sin embargo, algo resuena

son las pisadas de un caminar resuelto
que las circunstancias dictan sin retorno
como el tiempo que pasa: imposible de otra manera.

lunes, julio 25, 2011

Él, que trataba de volver la cabeza, cuando el camino parece "irse de uno"

Cierto atrevimiento y una malicia picara que dibuja una sonrisa ocupando su lugar en el rostro, dominio de unos ojos transparentes como cristal de mirada expectante, efímero gesto, paréntesis extraído de la corriente, casi desapercibido fenómeno, débil refulgor de vida al fin alcanzada, consecuente con la física moderna que dice que las partes de lo indivisible por patronímia pueden estar en cualquier instante donde están y donde no existen, como todos los que nacemos en esta materia desnudos y su esencia se desdobla en cada bifurcación que designe el destino de su herrante caminada.

Sin embargo, una mano se estiro por encima del grupo de cabezas, y alcanzo a rozar con la punta de las yemas de los dedos, apenas rozar la piel, el continuo flujo de éter que serpenteaba lechoso en el absurdo firmamento, apenas un levísimo contacto, pero la maraña de cuerdas, antojadiza y distante tuvo, no obstante, a bien estirarse y estirarse hasta quedar en un delgado, finísimo, hilo plateado de brillantes reflejos nacarados.

Sorprendente coincidencia, sin duda, con la que hacerse un discreto collar que asumir al pecho, cuando se esta caminando. Calidos alientos.

domingo, enero 23, 2011

auto agnosticismo


Si yo fuera hijo de un dios
llamaría a las puertas del cielo
preguntando rabioso donde esta la maldita gracia
de haber hecho del cielo un pozo oscuro de lejano fondo

El hijo enrabietado otra vez por nada
que clama por absurdos y vacíos
patalea rabioso sobre las baldosas
y chillón y lloroso se queda sin respuesta

¿Seguirán siendo los rostros vacías máscaras?
-la conversación de los demás en un débil punto de apoyo-
Mira, hijo mío, podrás hablar de lo que quieras
pero hay pocas cosas que se descubran con palabras:

Yo, hombre,
carne y hueso, entraña y pellejo, retorcido y hueco,
por mi condición humana, he decidido,
-por la belleza del mar, por las alturas de las montañas-
-por la palidez taciturna de la luna y por el cálido aliento del sol-
sublimar, en la extrema parquedad de mi ser
ser bello por bueno, y bueno por bello,
olvidar aquello que mi mortalidad me impide
que mi hambre, que mi frío, que mi soledad,
-hijo huérfano de un dios que nunca ha sido-
me doblega como espíritu, trunca mi destino

Yo he sido, y voy a ser
par con la montaña, el sol, el viento, y el río
y digo más, digo. ni mentira ni embuste,
yo, como todos mis hermanos, soy malnacido
pero ahora bramo alto y honda la verdad:
¡no hay dios conmigo más que yo mismo!

sábado, noviembre 03, 2007


los ojos

Mis ojos ancianos contemplan el paisaje
pinceladas rotas y desvaídas
que, aparte, picaron de viruela un joven rostro
… sin problemas, sin pesares…
como si el hecho mismo de cicatrizarlo,
el paisaje,
no fuera mas que por ahondarlo
y apartar de su destino ser una imagen
dolorosamente irrealizable

y mis ojos cansados contemplan el paisaje

martes, febrero 20, 2007


engrendó un rostro vacío

Guardamos cositas pequeñas
dentro de baúles viejos,
como promontorios ideales:
son secuaces de pretensiones baldías
de todas aquellas argucias
que un día afortunado embalsamaron
el sol de invierno y las presencias extrañas

Yo, atesoro con mimo sus soledades
con pasión y cuidado de bibliotecario
y colecciono sin rituales sus descuidos

Las necedades también,
las necedades de los patriotas sin bandera,
los absurdos virulentos de los creyentes sin fe
de igual manera que la esperanzas moribundas
mis pequeñas hijas muertas los días de nostalgia

No fueron tantas veces cuando pude decir
(decir, gritar, clamar, sentenciar, desesperar):
¡Yo fui feliz! ¡Yo soy feliz!
Lástima de los amaneceres, cuando pude y no hice
cuando también sentí y no quise
Lástima también de los hombres terrenos
que no supieron faltar más a la verdad
que cuando fueron felices y no lo supieron

Quedaron las brisas marítimas de olor a sal
como nunca eternas señales de las mareas
adioses pequeñitos quizás
tal vez recuerdos imposibles para tierra adentro
(no te preocupes, amigo, no te preocupes)
de las muchas otras vidas que tuvieron

No espero ya que comprendáis
pequeñas cosas mías,
porque abalorios funestos os regalo,
ni siquiera ya os considero
garantes de alguna certeza,
valedores fieros de la duda repetida;
solo necesito un rayito de sol para vivir
aderezado por alguna caricia vuestra
algún picante que me permita dormir
o solo alguna promesa pasajera que acune mi sonrisa

cortado

Artífices de funestos logros
que son, quizás, los requerimientos
certezas aprehendidas del vacío
o más bien: recursos de supervivencia sutil

Las noches son largas
como lo son todas las noches
como lo fueron desde que se alecciono el sueño
y se contento a sus vástagos con la renuncia

No es culpa mía y no lo es
la responsabilidad de una gota de lluvia en la tormenta
individual, pero producto de la división de una constante
e igualmente argumento falaz de una excusa

“Guardó la noche sus silencios
como quien callo sus mentiras;
en lo profundo llanas y claras
y en la superficie angostas y bruscas,
como la rotura que algo vaticina”

sábado, enero 13, 2007

hace frío

Palabras que se hicieron viejas
al tocarse con el aire, al salir de mi boca
que se fraguaron untosas a fuego lento
al dejar de ser mías, al ser echadas al mundo

Mal pulido tarro de esencias huecas
de lamentos acallados y a veces alegrías
recuerdos a veces de futuros ya gastados


La superficie del agua en racimos oleaginosos
ungüentos, oleos y sudarios viscosos
memoria quizás de lagrimas negras
que al atardecer en su elemento se vertieron


Hace frío, y mis huesos se duermen
Hace frío: los pájaros han huido de su feudo en el cielo
Hace frío, pero yo no lo siento
Yo me he acostumbrado a no sentir más que cuando quiero,
como un libro olvidado